En 1962, la Iglesia Católica adquirió Briarcliff Manor, hospital de tuberculosos que convirtió en una institución psiquiátrica para criminales enfermos. Dos años después, Cara sangrienta, un conocido asesino en serie, ingresa en el centro que la hermana Jude dirige con mano de hierro. El mismo día en el que el despiadado criminal llega al psiquiátrico, la reportera Lana Winters se presenta en el lugar para entrevistar a la directora del manicomio, poco partidaria de los modernos métodos de psiquiatría y defensora a ultranza de una rígida disciplina.